Para poder entender el universo formal de Enric Miralles hay que partir de sus fuentes de inspiración, sus métodos creativos y sus dibujos. También es necesario observar la trama de relaciones que generó entre todos ellos, estudiando las referencias artísticas, literarias y arquitectónicas que sustanciaron la mirada de Miralles hacia las cosas y la arquitectura, que nos hace posible entender ciertas convicciones y maneras de hacer del arquitecto. George Perec, Raymond Queneau, Federico García Lorca, Le Corbusier, Josep Maria Jujol, Marcel Duchamp, Paul Klee, David Hockney o Erik Satie son algunos de sus principales referentes sobre los que fundamentó una manera de trabajar propia y emocionante. Arquitecto con sensibilidad y vocación manierista, el particular modo de entender la arquitectura de Miralles y la esencia de todos sus trabajos era el proceso que devenía en creación. Sus estrategias de proyecto comenzaban siempre en el dibujo, que no solo era una forma de expresión sino que constituía, por sí mismo, arquitectura. El método de trabajo de Miralles se distanciaba considerablemente de los recursos utilizados en la arquitectura de sus coetáneos. Su quehacer se fundaba en un diálogo entre las ideas subyacentes en el lugar, el contexto y algunos factores más subjetivos como la historia o el imaginario colectivo. La arquitectura era el resultado de su proceso de trabajo, siempre muy personal y marcadamente expresivo. Salvador Gilabert, en este libro, relata estas estrategias, procesos y experimentos, basándose en los escritos, conferencias, entrevistas, dibujos y proyectos finalmente ejecutados de Enric Miralles, para tratar de aclarar este modo de proceder complejo, rico en matices y de gran originalidad.