En el mundo del diseño, lo estético siempre ha sido difícil de tratar, a pesar de que es uno de sus factores de identidad más llamativos. Hace ya tiempo que las disciplinas sobre gestión y técnicas organizacionales barajan los fenómenos estéticos como factores determinantes en la definición de los productos. Es el caso del marketing, donde lo estético constituye únicamente un medio para clasificar estilos de vida y pautas consumistas que ubiquen en el mercado los nuevos artículos y servicios. El hecho de diseñar y la comprensión estética de lo que se diseña quedan reducidos a simples operaciones de cosmética.
La cuestión es precisamente si lo estético, lo bello de las cosas, es algo que se puede añadir superficialmente a los objetos y grafismos o si se trata de algo más estructural. En ese sentido, los discursos de la estética y del diseño comparten muchos elementos. La lucha del diseño por demostrar que no es un mero ornamento, un acabado 'estético' de los objetos que les permite situarse en
el mercado, se apoya en la constante afirmación de la estética sobre la importancia que tienen la calidad y la densidad cultural de las obras de arte en el desarrollo de la humanidad.
El propósito de De lo bello de las cosas es tratar abiertamente lo estético de las cosas cotidianas, retomando el antiguo proyecto regenerador de la estética filosófica y aplicándolo al diseño. Para ello, se ha invitado a diseñadores y estudiosos del diseño a que comenten un texto filosófico inspirador de su quehacer profesional. Yves Zimmermann, Fernando Martín Juez, Jordi Mañà, Emilio Gil, Fátima Pombo, Anna Calvera, Jordi Pericot, Ana Herrera, Raquel Pelta, Ramón y Gae Benedito, Enrique Ricalde y David Gràcia son los autores de estos doce textos que convierten los escritos de otros tantos pensadores (Platón, Paul Valéry, José Ortega y Gasset, Martin Heidegger, Jacques Derrida o Guy Debord, entre otros) en pretexto para comprender la actualidad.