En estas MEMORIAS, el general Marbot no intenta ocultar la admiración que el valor y la capacidad de resistencia de los españoles le inspiran y, aunque consigna en cada caso la apasionada violencia con que combatieron al invasor, censura asimismo implacablemente, inexorablemente, los procedimientos de Napoleón y las indignas maniobras de la familia real española, que condujeron al sacrificio de un pueblo digno de mejor suerte.
Juan Bautista Marbot luchó y vertió su sangre tan repetidamente que alcanzó ascensos y honores, obteniendo el título de Barón y la estima de Napoleón, pese a la dureza de sus juicios formulados sobre los errores imperiales. La publicación de estas MEMORIAS constituyó en Francia un gran éxito, por lo que tienen de documento táctico y de testimonio histórico. Entre nosotros representan el otro punto de vista de la gran corriente bélica que discurrió por nuestro suelo a principios del siglo XIX y que tan profunda huella ha dejado en la historia de España.
En el próximo año tendrá lugar el Segundo centenario de la Guerra de la Independencia que asoló España entre 1808 y 1814, y Castalia ha considerado útil rescatar textos escritos por testigos directos de aquellos hechos, como este libro, casi imposible de encontrar hoy, que fuera publicado en la colección "Viajes de España" por esta misma Editorial en la década de 1960.
EL AUTOR
GENERAL BARÓN JUAN BAUTISTA DE MARBOT
Nació en Corréze, localidad de la Riviera, en el año de 1782. Hijo de militar, fue, lo mismo que sus hermanos, educado en las obligaciones impuestas por la vida castrense. Aceptó los rigores de las campañas napoleónicas, en las que se distinguió por su valor y por el positivo resultado de sus acciones. El sentido de responsabilidad le obligó a aceptar una guerra que consideraba "impía", expresión con que calificó la invasión de la Península Ibérica. A un hombre dotado de tanta percepción y sagacidad, no era posible que se le escapase el verdadero alcance de la lucha. Y si su ambición y su patriotismo puesto a prueba le impulsaron a emplearse a fondo en las campañas de España y Portugal, no es menos cierto que procuró conservar la objetividad necesaria para enjuiciar unos hechos de los que era, a un mismo tiempo, historiador, actor y testigo.