Caballeriza relata una historia inquietante y enigmática: en un ambiente a la vez realísimo y turbador de caballistas, se desarrolla una peripecia cercana al thriller, en la que no faltan ni la intriga ni la violencia ni el crimen, que encierra una desasosegadora parábola alegórica de la situación del individuo —y más particularmente del «raro»— en un mundo desolado y agresor.
La escritura de Rodrigo Rey Rosa alcanza aquí su más depurada y magistral concisión: todo está dicho en cada palabra, y también entre líneas, y la eficacia del relato es tanto mayor cuanto que los recursos expresivos, cuidados y contenidos al máximo, otorgan un realce a la vez casi hiperrealista y onírico a lo narrado, esa extraña pesadilla de odio, deseo y muerte en un universo de jinetes posesivos, prepotentes y aun delictivos.
La impecable trayectoria narrativa de Rodrigo Rey Rosa —saludada por la más solvente crítica internacional, desde The Times Literary Supplement hasta la Quinzaine Littéraire— hace de este autor un caso ejemplar, y probablemente único, entre los escritores hispánicos de su generación, por la insólita alianza que se da en él de la violencia casi esencial de un entorno abrupto y primigenio, y un control de sus recursos aprendido de la tradición anglosajona y particularmente de Paul Bowles, que, con la precisión de un dardo, va derecho al núcleo del ser humano en un tiempo convulso y ambiguo.