Consuelo nació en Boeza, León. Un día se enamoró de Rogelio y juntos tuvieron una hija. En el invierno de 1950 se vieron obligados a escapar de una tierra que les era hostil. El franquismo y una oscura traición familiar los llevaron primero a Buenos Aires y más tarde a una isla en el delta del Tigre.
Su nieta Sofía es quien se encarga de rescatar del olvido esa vida y hace hablar a su abuela Consuelo para convertir su memoria en relato. Sabe que Consuelo atesora algo que va más allá de una guerra civil y sus contingencias.
Andrea Stefanoni compone un cuadro familiar íntimo, sostenido con los tonos de una prosa cálida que evita el sentimentalismo en dosis justas de ternura y rigor narrativo.