Corre la década de los treinta en la vieja Oklahoma. Son los años de Bonnie and Clyde, Pretty Boy Floyd, Machine Gun Kelly, John Dillinger y Baby Face Nelson, aquellos míticos gánsteres que llenaron las primeras planas de la prensa de la época e hicieron correr ríos de imaginación. Carl Webster, hijo de un veterano de la guerra de Cuba, por cuyas venas corre sangre india Creek y cubana, a sus 21 años es ya un policía reconocido por la frialdad y la precisión con la que mató de un disparo certero a un conocido atracador de bancos, Emmett Long. Su antagonista es un joven autodestructivo, Jack Belmont, quien, tras chantajear a su padre, un magnate del petróleo, aspira a convertirse en el «enemigo público número 1» en un afán de notoriedad. La persecución no resultará sencilla y se convertirá en un auténtico duelo entre dos tipos implacables en busca de la fama. El triángulo narrativo lo completa Tony Antonelli, de la revista True Detective, un periodista ansioso de inmortalizarlos y de inmortalizarse, y la pelirroja Louly Brown, con un tacto especial para atraer tipos duros. Un tipo implacable es una de las obras más conseguidas de Elmore Leonard, este maestro de la novela negra y de la intriga norteamericana. Con una tensión narrativa sin igual y unos diálogos corrosivos, irónicos, precisos y contundentes, Leonard nos pinta un fresco en tonos sepia de aquel Estados Unidos de la depresión y de la «ley seca», plagado de atracadores de bancos, corrupción y garitos ilegales. Una novela de acción trepidante en la que Leonard entremezcla el olor a petróleo con el perfume de mujer fatal, y el tableteo de las metralletas con la música de Count Basie y Louis Armstrong.