La conclusión de «El laberinto del mundo», la trilogía familiar de una de las autoras fundamentales del siglo XX.
Tras Recordatorios y Archivos del Norte, ¿Qué? La Eternidad constituye la memoria de una Marguerite Yourcenar niña y adolescente sobre la que gravita intensamente la figura de su padre -su iniciador a la belleza y el arte- y sus amores legítimos o no, su callada generosidad, su amistad sin palabras, su elegancia, su inteligencia teñida siempre de un profundo amor.
Marguerite -que habla tan poco de sí misma- se retrata por completo mientras describe apasionadamente a ese hombre singular y va ofreciendo a sus lectores, por añadidura, muchas claves para comprender su obra.
Un hormigueo de emociones, preguntas sin respuesta y desastres públicos y privados se convertirá, al final del libro, en un laberinto perfecto en el que todas las sombras cobran vida.