¿Si Remy de Gourmont es el diablo? Pues claro. Está en el Índice de autores prohibidos por los pedantes. Blaise Cendrars (La Panne, agosto de 1910).
En la primera parte, «Colores», hay trece cuentos, trece colores; uno para cada mujer, para cada carácter, para cada aspecto del erotismo: la ávida, la masoquista, la ridícula, la perversa, la sádica, la inocente, la iluminada, la asesina.
La segunda parte, «Antigüedades», está formada por dieciocho cuentos cortos que son como pequeños poemas en prosa de un erotismo doloroso y ambiguo.
Rubén Darío recordaba así su encuentro con Gourmont: Encontré en él, bajo su indumentaria de fraile, una nerviosidad inquietante revelada por cierta quietud leonina; y por fin, mi hombre, mi autor admirado: un odio profundo a lo vulgar, a lo mezclado, a lo híbrido, al socialismo, al nacionalismo, al cientificismo oficial, al vulgarismo, a la moral de regla y a lo inmoral de regla, a todo dogma, a todo profesor, a todo doctor diplomado, a toda disciplina, a toda obligación. Y, sobre todo, el odio a lo estúpido; y más que a lo estúpido, a lo tonto.
«La Francia que piensa: Remy de Gourmont» Artículo publicado en La Nación de Buenos Aires el 10 de septiembre de 1904.
Remy de Gourmont (1858-1915), escritor y crítico nacido en Normandía de familia aristocrática. Destacado representante del movimiento simbolista, trabajó unos años en la Biblioteca Nacional de París y colaboró desde 1890 hasta su muerte con el grupo de escritores de la Pléiade en Le Mercure de France. Escribió tanto obras de narrativa (como Sixtine o Cartas a la Amazona) como poemarios y una considerable cantidad de ensayos, estudios y artículos de crítica literaria y artística. Desde muy joven se vio afectado por un lupus que desfiguró paulatinamente su rostro.