Años luz traza con exquisita sensibilidad los límites y contradicciones de ese estado evanescente de plenitud y bienestar que llamamos felicidad y que anida en lo más profundo de todo ser humano. La escritura diáfana, leve y luminosa de Salter nos asoma al interior del matrimonio de los Berland, cuya vida transcurre entre Manhattan y una vieja casa al norte de Nueva York. Allí, en una suerte de paraíso natural, rodeados de prados y con vistas al río Hudson, Viri, arquitecto al que le apasiona su profesión, y Nedra, una mujer de marcado carácter y una rara elegancia, disfrutan de los paseos, las cenas con amigos y los incontables momentos de sosiego dedicados a jugar con sus dos hijas. Sin embargo, detrás de esta apariencia idílica, el lector descubre las finas líneas de fractura que asoman en la superficie y se van convirtiendo en grietas hasta que, finalmente, desfiguran el paisaje sin posibilidad de reparación. El amor difuminado por el paso del tiempo, como gran protagonista, aguarda a los personajes para envolverlos en una luz final, vespertina, sin retorno. La crítica ha dicho...
«Estuve leyendo Años luz a lo largo de toda una noche y sólo cuando alcé los ojos tras la última página me di cuenta de que había empezado a amanecer.»
Antonio Muñoz Molina, Babelia «Salter es uno de los grandes iconos vivos de la literatura norteamericana.»
Robert Saladrigas, Cultura/s «Leo a Salter para que me ensanche el corazón. Leo a Salter porque sus páginas arrojan la certeza, tan común en los grandes escritores, de que conoce un buen puñado de verdades sobre la vida y los hombres; verdades que te atraviesan como un rayo e iluminan, de repente, un fragmento de realidad haciéndote verla como nunca la habías visto.»
Marcos Ordóñez, El País «Lo que eleva a Años luz por encima de sus melancólicos vaticinios sobre los seres humanos y el destino de la civilización, y lo que la convierte en una gran novela, inmensamente amena y esplendorosa, es el virtuosismo con el que Salter maneja los aspectos formales. [...] Extraordinaria.»
Richard Ford