Como si de un guiño a su hermano Miguel se tratara, José Antonio Labordeta, cuando le consultaron aún en vida, decidió titularlo Setenta y cinco veces uno, en una alusión a su edad (cuando falleció en septiembre tenía 75 años), como solía subtitular su hermano mayor. El libro, que acaba de ver la luz, ya fallecido El abuelo, recoge por primera vez toda la obra poética de José Antonio Labordeta: Setenta y cinco veces uno (Poesía reunida 1945-2010), editado por Eclipsados.
"Lo que no está disponible, no existe. La mejor reivindicación de los libros de una persona es ponerlos a disposición de la gente", explica Antonio Pérez Lasheras, editor del segundo tomo de Setenta y cinco veces uno, que recoge toda la obra poética junto a Ignacio Escuín, y autor del primero en el que hace un estudio crítico sobre José Antonio Labordeta.
Así en La duda del paisaje, título del primer tomo, Pérez Lasheras hace un repaso a la poesía de Labordeta: "Es algo muy diferente a sus canciones, aunque se pueda tender a pensar lo contrario. Su poesía no está cercana a lo social, está sumida en el hombre, es muy intimista y asocia las personas a los paisajes", asevera el profesor universitario, que indica que toda su obra poética parte de Miguel Labordeta: "Sentía asombro y admiración por la poesía de su hermano Miguel, por los símbolos que utilizaba, solo que José Antonio a la vez se alejaba de ella, quizá porque no podía usar ese simbolismo. Lo que pretende José Antonio con su poesía es sacar una fotografía para detener la vida que se escapa".