Los europeos estamos acostumbrados a ver imágenes de catástrofes naturales, desertización, guerras tribales, asesinatos en masa, corrupción institucionalizada, descontrol social y otras desgracias que asolan el continente africano. Hospitales y escuelas abandonadas, mano de obra que huye de la miseria hacia países desarrollados, culturas ancestrales enfrentadas a la globalización, tráfico de armas y de esclavos, fugas de cerebros ?los más capaces y con posibilidades, formados en el extranjero, huyen y jamás vuelven? y violentos choques culturales que impiden cualquier desarrollo humano. En los últimos tiempos hemos contemplado, desde las pantallas de televisión, 3.300.000 muertos en la guerra del Congo-Kinshasa, 800.000 tutsis masacrados en el genocidio de Ruanda, 300.000 fallecidos en Burundi. La lista es interminable: África muere.
Stephen Smith, que ha recorrido África en numerosas ocasiones, cree que la responsabilidad es compartida. Desde los años sesenta, ?la década de la independencia de muchos estados?, la mayoría de los países africanos cayeron bajo el control de tiranías con presidentes y ministros corruptos que se dedicaron a expoliar y que luego se establecieron en Europa o en Estados Unidos. En este clima de guerras civiles permanentes, parece imposible encontrar soluciones. Según el autor, los habitantes de África deben elegir su propio destino, levantarse y organizar, pese a las dificultades y lastres históricos, una verdadera sociedad civil que evite lo que, en este gran reportaje de investigación, se denomina el lento «suicidio» de África.