Introducción de Javier Tusell (edición bilingüe).
Fue en los primeros años del siglo XVIII, en las últimas Cortes normales presididas por el mismo rey que más adelante había de destruirlas, por Felipe V, el fundador de la dinastía borbónica. Entonces es cuando se sintió en las entrañas de la tierra catalana ese primer impulso de renacimiento: en plenas Cortes los representantes de las ciudades y villas catalanas, reivindicaron para los catalanes el derecho de comerciar con América. En aquella hora comienza una nueva era para Cataluña: la era nuestra, el renacimiento. Tardarán todavía años y años nuestros antepasados en conseguir la victoria de esta primera batalla, habrán de pasar todavía por los martirios de una guerra destructora y la humillación de perder las últimas libertades políticas, pero ya desde entonces el renacimiento ha comenzado y, lentamente, suavemente, por el proceso de las evoluciones vitales, van surgiendo, una tras otra, las grandes fases del renacimiento catalán, superponiéndose a manera de capas geológicas sobre el granito inconmovible de la tierra: primero, el período industrial, la actividad económica, la riqueza: después, la renovación histórica, la literaria, la artística. Más adelante, el despertar de la conciencia reflexiva del ser nacional. Últimamente, la frase política, la creación del organismo político de la nacionalidad, que es la obra de ahora, la flor de la voluntad de nuestro renacimiento integral.