Espíritus inquietos o lúcidos nos anuncian que estará superpoblada, contaminada, que será tentacular, proliferante y sometida a vigilancia. A no ser que se muestre inteligente, participativa, vertical, sensual, biodiversa y conectada... Aquí, en el presente, hablamos de la ciudad que se ha convertido en museo y se ha vuelto bohemia y aburguesada. Pero allí, en el futuro, la vemos y la vivimos ya de otra manera: "revisitada", reinventada y mundializada. Entonces, ¿a qué se parecerá la ciudad del futuro? Pregunta decisiva, pues todo lleva a creer que lo urbano es el futuro del ser humano, porque en poco más de una generación solamente un tercio de la población mundial seguirá viviendo en medio rural. La vibración, la pulsación y la energía del mundo ya son esencialmente urbanas. ¿Y mañana? Para comprender el presente e intentar anticipar el futuro a fin de poder ser mejor sus actores, no hay nada como un viaje al pasado. Así pues, retomemos el paso del tiempo. Ciudades antiguas habitan lo imaginario: Babilonia, Atenas, Roma... Otras pueblan nuestros sueños o nos invitan a nuestros viajes en un pasado que no deja de ser actual: Kioto, Venecia, Tombuctú, Estambul... A través de tales recorridos llegaremos a Shanghái, Nueva York y Sao Paulo. Este atlas cuenta a su manera toda la historia de la humanidad, desde los primeros núcleos urbanos hasta las megalópolis contemporáneas.